El 18 de Enero plantamos 700 árboles.
Como estaba previsto, a las diez y media aparecieron los integrantes de la Falla “Generales” de Benicalap, con buen ánimo y con doscientos y pico de plantones de carrasca y pino. Por retrasos de algún coche y mareos de una niña, a la que las curvas no le van mucho, esperamos unos minutos, pero por fin, en una larga caravana de coches, nos fuimos para el Collao Herrero diecisiete niños y trentaicuatro adultos, acudiendo más tarde cuatro vehículos más con gente de Alcublas. En total y durante los cien minutos que duró la plantación, participaron cuarenta y seis adultos y veintidós niñ@s.
Nos encontramos con el terreno preparado, una hermosa y soleada mañana, y el agua a pie de tajo, así que sin más preámbulos nos pusimos manos a la faena aleccionando a los niños como se plantaban los árboles y despertando su interés, de tal forma, que dejaron de jugar con los dos perros que llevamos,(trufa y etoo), y cogieron azadas, ganchos y palas, aunque también les atrajo el abrevadero con el agua que, por cierto, estaba con hielo.
Como estaba previsto, a las diez y media aparecieron los integrantes de la Falla “Generales” de Benicalap, con buen ánimo y con doscientos y pico de plantones de carrasca y pino. Por retrasos de algún coche y mareos de una niña, a la que las curvas no le van mucho, esperamos unos minutos, pero por fin, en una larga caravana de coches, nos fuimos para el Collao Herrero diecisiete niños y trentaicuatro adultos, acudiendo más tarde cuatro vehículos más con gente de Alcublas. En total y durante los cien minutos que duró la plantación, participaron cuarenta y seis adultos y veintidós niñ@s.
Nos encontramos con el terreno preparado, una hermosa y soleada mañana, y el agua a pie de tajo, así que sin más preámbulos nos pusimos manos a la faena aleccionando a los niños como se plantaban los árboles y despertando su interés, de tal forma, que dejaron de jugar con los dos perros que llevamos,(trufa y etoo), y cogieron azadas, ganchos y palas, aunque también les atrajo el abrevadero con el agua que, por cierto, estaba con hielo.
Al estar hechos los surcos, todo preparado por Miguel, y con sus sabias indicaciones se adelantó mucho: unos con la azada, otros con los cubos y por diferentes caballones cada grupo formado. Por ello, Serafín cogió el coche para subir del almacén municipal más plantones. Sólo pudo con nosotros el hambre y la cervecita fresca, se estaba acercando la una, y en el Jubilao nos esperaba un almuerzo-comida y un merecido descanso. También los niños estaban reclamando su “manduca”. Foto de rigor, recogida de trastos y a almorzar que más de uno ya iba en mangas de camisa y sudando.
En el almuerzo se acordaron varias actividades con la falla: abrir un sendero con los niños y excursión a la Balsa silvestre para Abril. Se cruzaron invitaciones mutuas y encantados con el pueblo, el pan, el trato y su ambiente nos fuimos a la mascletá despidiéndonos de ellos y agradeciendo su colaboración y amabilidad.
Para ellos el día no acabó ahí, se de fuentes bien informadas que se acercaron al polideportivo y probaron el conejo al ajillo, el mejor que jamás habían probado, que los niños no se fueron hasta que cerraron el mundo infantil y jugaron a fútbol, y que nunca habían tenido una salida como la de Alcublas.
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