Las hierbas de Miguel


Diente de León (Taraxacum officinale)


El diente de león es otra beneficiosa y conocida planta que engrosa la lista de las "malas hierbas" no tan malas. Se trata de una planta herbácea y vivaz de hojas dentadas dispuestas en roseta, tradicionalmente identificadas por su forma con los dientes de un león, que alcanzan entre 5 y 25 cm. Del centro de la roseta se elevan los tallos huecos en cuyo extremo se encuentran las flores amarillas (una por tallo). Las raíces, de aspecto columnar, se entierran hasta unos 30 cm de profundidad. Toda la planta exuda al partirla un látex blanco.

El nombre diente de león parece tener su origen en la forma de sus hojas, por su disposición como dientes puntiagudos. Su aspecto puede ser muy diferente según el lugar y clima en que crece, variando ampliamente la forma de sus hojas y raíces.

La raíz es gruesa, corta y carnosa, con una roseta basal de hojas verde claro, cuyos bordes están muy dentados. El tallo, que es hueco, puede alcanzar una altura de entre 20 y 25 cm. En su extremo brotan a partir de otoño numerosos sépalos verdes y flores amarillas. Dentro de las cabezuelas nacen unos pequeños frutos rodeados de unos pelillos de color blanco.

En Alcublas siempre se ha conocido con el nombre de “lizones” y se han apreciado mucho para su uso en ensalada. Se deben recolectar las hojas más tiernas, principalmente al inicio de la primavera, antes de que se vuelvan demasiado amargas. Este amargor se puede reducir dejándolas en remojo durante 2 horas. Se pueden comer en ensaladas, hervidas, o en bocadillos sustituyendo a la lechuga. Los extremos de las raíces, bastante complicados de desenterrar, se pueden preparar cocidos. Las flores, antes de abrir, se pueden conservar en vinagre para usar como condimento o acompañando otros platos. El diente de león nos aporta vitamina A, vitamina C y niacina.
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Con las raíces de diente de león se puede conseguir un sustituto del café, sin los efectos negativos de éste, pero con casi todas las propiedades medicinales de la planta. Para ello se secan las raíces al sol o al horno sin quemarlas, después se trocean y se tuestan, por ejemplo en una sartén, removiéndolas con frecuencia. Por último se pueden moler entre dos piedras.

Como medicina el diente de león es un suave laxante, y al ser también un depurativo favorece la curación de algunas afecciones como eccemas o celulitis cuando están provocadas por el propio estreñimiento, al retener sustancias tóxicas en el organismo. Además, posee otras aplicaciones medicinales aplicada en forma de infusión, jugo o ensalada: es útil en problemas del hígado y la vesícula biliar como hepatitis, cirrosis, vesícula perezosa o insuficiencia hepática. Las curas de primavera y otoño (entre 4 y 6 semanas en cada estación) son muy útiles para quienes sufren de cálculos en la vesícula, y aunque no llega a eliminarlos, evita que se formen. También son importantes sus efectos sobre el riñón, y es útil para la gota y la artrosis por ser diurética (colabora en el proceso de depuración de la sangre y elimina las toxinas que contiene) y depurativa (purifica la sangre y contribuye a eliminar los desechos mediante una acción diurética, laxante o sudorífica). Las digestiones perezosas se ven mejoradas por esta planta en virtud de sus propiedades como aperitiva (posee principios amargos que estimulan el apetito y preparan las operaciones digestivas) y tónica estomacal (ejerce una acción fortificante y restauradora sobre el estómago), que aceleran el proceso de digestión y aumentan la secreción de todas las glándulas digestivas.

La infusión se puede preparar con 1 ó 2 cucharaditas en 1/4 litro de agua fría y se deja hervir un minuto. A los 10 minutos se cuela.

El jugo se obtiene triturando, machacando o pasando las hojas por la licuadora. Se toman 2 ó tres cucharaditas antes de cada comida.
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También se ha utilizado la leche de diente de león contra las verrugas y para quitar algunas manchas de la piel, y sus flores también han sido utilizadas como ingredientes de algunas bebidas alcohólicas. Se aconseja recolectar en primavera la planta entera, poniéndola a secar colgada en un lugar aireado.

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