Fotos enviadas por Rafa Casaña (de su colección particular)
BELEMNITES.
Los fósiles son una de mis pasiones y siempre que salgo por el monte, además de disfrutar del paisaje miro siempre donde pongo los pies, para así poder encontrar esas piedras que se llaman fósiles.
Al principio de mis andanzas haya por los años 80, del siglo pasado, yo pensaba que aquí en nuestro termino únicamente habían "Monjas (Rinchonéllidos) y Frailes (Lobothyris)", de vez en cuando en alguna rambla encontraba trozos de amonites, desde los pequeños hasta los grandes, pero tampoco encontraba ningún fósiles entero, tanto los positivos, o fósil del animal propiamente dicho, como el negativo que deja en la roca que le cubre.
Hace unos dos años paseando un día por el Corral de la Mata, observe unos fósiles en forma de flecha, que resaltaban en el mármol negro característicos de nuestras montañas, cogí dos ejemplares para después mirar en los libros de fósiles y así tener mas conocimiento de las piedras que había encontrado.
Resulto ser que eran Belemnites del que paso a contar su vida e historia:
Son moluscos extinguidos pertenecientes a la clase de los cefalópodos dibranquiales, orden de los decápodos, aparecidos en triásico (género Aulacoceras) y desaparecidos en eoceno (Género Bayanoteutbis). Los verdaderos belemnites de gran importancia estratigráfica caracterizan el secundario, época de su máxima difusión. Su concha, constituida por tres partes (rostro, fragmocono y prostraco), era interna. La parte que más frecuentemente se ha hallado es el rostro, que puede ser corto, achaparrado y, a veces, muy alargado, y presentan surcos (laterales, dorsales y ventrales), interpretados como vestigios de las inserciones de los músculos del animal. Difícilmente se encuentran el fragmocono y el prostraco: El primero que constituye la parte más importante del belemnites, es abovedado, provisto de sifón y constituido por aragonito; el segundo es una lámina córnea, semejante a un jibión. En el curso de la evolución de los belemnites se manifiesta una progresiva reducción del fragmocono y después del rostro. Los belemnites vivían a mediana profundidad y cerca de las costas; eran presa de los peces (en un escualo hallado en terrenos liásicos se encontraron 250 rostros), pero también se devoraban entre sí.
Tenían una concha dividida en cámaras y llena de gas. Esto les permitía flotar entre dos aguas, de forma parecida a los ammonites, con los que compartieron los mares de la antigüedad. Pero la concha se diferencia de la de los ammonites por ser interna, totalmente recubierta de piel y músculo.
Entre los géneros importantes recordaremos: Aulacoceras (triásico), de rostro pequeño con dos surcos laterales y un largo fragmocono, y Duvalia, belemnite plano que caracteriza el jurásico superior y cretácico inferior de las regiones mediterráneas.
Muy conocidos desde antiguo, su forma ha dado origen a los nombres populares "balas de moro" o "puntas de rayo" ya que se creía que se formaban cuando un relámpago tocaba tierra.
Esto es una descripción enciclopédica pero a mi me sigue gustando mas la belleza y el milagro que representa que estos animales petrificados hayan llegado hasta nuestros días.
J. R. Casaña
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